Janello y Leonardo Torriani, los ingenios raros de tío y sobrino
Janello Torriani, alias Juanelo, un legendario inventor entre Po y Tajo
La fama obtenida por su obra convirtió Janello en un personaje afamado y legendario, mereciendo citas de científicos como Girolamo Cardano y letrados como Quevedo, que así le celebra en el “Buscón”, ridiculizando las fanfarronadas de un soldado jactancioso: “Decíame que Juanelo no había hecho nada, que él trazaba de subir toda el agua del Tajo a Toledo de otra manera más fácil.”
A pesar de la celebridad alcanzada, el trabajo hecho para el Artificio nunca le fue pagado, así que el pobre inventor cremonés tuvo que arreglársela fabricando juguetes mecánicos y, según cuenta la leyenda, hasta un autómata que cobraba diariamente para él un plato de sopa en el Monasterio toledano de San Juan de los Reyes. Sin embargo, aunque decepcionado y empobrecido, Janello pudo llamar la atención de la Corte hacia su propio sobrino Leonardo Torriani, ingeniero militar, quien llegó a España en el año 1582.
Juanelo murió en Toledo en 1585; a parcial consuelo de la ingratidud cortesana, un año antes de su fallecimiento, recibió la noticia del encargo de ingeniero imperial, otorgado a su sobrino.
Hoy, en la capital española, una Fundación a él dedicada, investiga la historia de la ingeniería, la técnica y la ciencia. Madrid y Toledo le han dedicado una calle, e igualmente Cremona, donde en 2016 tuvo lugar una interesante exposición inspirada en su vida y obra.
El sobrino Leonardo, ingeniero y padre de la moderna antropología
A partir del siglo XV el Archipiélago Canario se había vuelto una posesión española y, al mismo tiempo, importante base de aprovisionamiento y punto de escala para los buques en ruta hacia Africa Occidental y, sucesivamente, hacia el Nuevo Mundo. Por lo que piratas y corsarios, sobre todo franceses, británicos y berberiscos azotaban frecuentemente con sus flotillas las costas de Canarias y las rutas atlánticas próximas al Archipiélago.
Después del catastrófico ataque del corsario francés Jambe de Bois (Pata de Palo), que en 1553 aniquiló la entera ciudad de Santa Cruz, en la isla de La Palma, en todo el Archipiélago se llevaron a cabo nuevas y más amplias fortificaciones. A esas obras, a partir de 1584, trabajó el sobrino de Juanelo, Leonardo Torriani, recién nombrado ingeniero imperial, él también nacido en Cremona, en 1559. El joven cremonés recorrió durante una entera década todo el Archipiélago por encargo del rey Felipe II, elaborando proyectos y enviando relaciones a la Corte española. Su larga estancia en las islas le facilitó unas investigaciones sobre la geografía, el medio ambiente y los pueblos indígenas, que Torriani resumió en un importantísimo ensayo sobre la naturaleza isleña y los antiguos abitantes del Archipiélago, los Guanches: “Descrittione e istoria del regno delle isole Canarie già dette le Fortunate con il parere delle loro fortificazioni”.
Este escrito, descubierto en 1940 por el prof. Dominik Woelfel, investigador austriaco, nos devuelve unos testimonios preciosos del mundo aborígen canario, ya a punto de desaparecer tras la pujanza de la colonización española y el inevitable mestizaje.
Torriani supo describir y revelar aspectos interesantes tanto de la naturaleza física, como de la cultura, el idioma, la religión y las costumbres de las antiguas poblaciones prehispánicas. Su ensayo, acompañado por numerosos dibujos, todavía se considera una piedra miliar entre los estudios antropológicos mundiales. Entre otras referencias de su escrito, destacan un glosario guanche – italiano, con la traducción al italiano de una “endecha” o canción en lengua nativa y la descripción de los barcos indígenas, construidos con los troncos del árbol drago y con velas de hojas de palmera. Torriani refiere también que esas poblaciones vivían de recolección, escasa pesca, agricoltura, y ganadería, principalmente dedicada a las cabras; igualmente se criaban ovejas sin lana y jabalíes. En cambio, ganado vacuno y caballos fueron desconocidos hasta la llegada de los europeos.
Muy interesantes, además, resultan sus noticias sobre los antiguos poblados de Tara y Cendro, en la isla de Gran Canaria, hoy desaparecidos.
Como su extraordinario tío, Leonardo Torriani supo valorar de la mejor manera todos los recursos a su alcance. Ambos consiguieron resultados inimaginables para su época, dignos herederos del Renacimiento, que en el Milanesado tuvo un foco clave del progreso científico y artístico europeo.