Redescubrimiento y Colonización de Canarias y Nuevo Mundo: ¿civilización o anulación étnica?
Por Alfonso Licata*
El descubrimiento de el archipiélago Canario se debe probablemente a los navegantes fenicio-púnicos que llegaron hasta el lejano poblado de Cerne, correspondiente al actual islote de Mogador, en la costa atlántica de Marruecos. Este es el asentamiento más austral documentado por la arqueología, cuyos inicios se remontan al siglo VII a.C.
El primer acercamiento real con el Archipiélago Canario, se produjo recién en la Baja Edad Media, mientras se atravesaba el período de la transición al Renacimiento. Los primeros viajes a Canarias se iniciaron recién a finales del siglo XIII, y se hicieron cada vez más frecuentes en el siglo XIV siguiente. Se trataba de viajes en su mayoría con fines utilitarios comerciales, con origen en la zona del mar Mediterráneo, que vio a los genoveses como protagonistas absolutos, seguidos de catalanes y mallorquines y luego, de portugueses y castellanos.
En el año 1291, los hermanos Ugolino y Vadino Vivaldí partieron de Genova con la intención de llegar a la India por via marítima. La expedición estaba auspiciada por Tedisio D’Oria. Tras costear el litoral marroquí, jamás se volvió a tener noticias de ellos.
El redescubrimiento de las Islas Afortunadas, sin embargo, tuvo lugar en el año 1312 por el navegante italiano Lanzarotto Malocello, y este evento marcó el final de un mito milenario, iniciando el período de los grandes descubrimientos geográficos. El Malocello desembarcó en Lanzarote y dio nombre a esta isla.
Su estancia en la isla puede fijarse en unos veinte y pico años más tarde, o sea, hacia la década de los treinta del mismo siglo.
Lamentablemente el viaje de Malocello no tuvo implicación literaria.
La siguiente expedición había salido de Lisboa, organizada por italianos y portugueses en el aῆo 1341 y resulta de gran interés por ser la primera descripción que se hace del Archipiélago y sus aborígenes, debida a uno de sus jefes. El rey de Portugal es quien abastece la flota y este patronazgo es lo que argumentará Alfonso IV de Portugal al reclamar sus derechos sobre las islas. La empresa estuvo bajo la dirección técnica de los italianos, entre quienes destacan Niccoloso da Recco y Angiolino de Teggia dei Corbezzi, capitán de la misma.
Esta expedición se relata en un fragmento de un diario de Giovanni Boccaccio, el “De Canaria et insulis reliquis ultra hispaniam noviter repertis”, que transcribe una carta de ciertos mercaderes florentinos, que informaban sobre una expedición organizada por Alfonso IV de Portugal, el piloto era Niccoloso da Recco. Respecto a la información sobre la prehistoria de Canarias, aporta los siguientes datos:
– Algunas islas estaban deshabitadas y otras diferentemente pobladas. Canaria era la más poblada.
– Había hermosos árboles, aprovechaban las condiciones climáticas porque cultivaban mejor el Norte que el Sur, abundaban las cabras, carneros y cerdos.
– Sus vestidos eran cosidos habilidosamente, éste diferenciaba su status social y el estado social de las mujeres, usaban pinturas para colorear sus vestidos.
– Eran respetuosos entre ellos, obedecían y respetaban a sus jefes, se repartían los alimentos, eran alegres y risueños, cantaban y bailaban.
– Eran excelentes nadadores, no tenían embarcaciones, pero en el relato se les posibilita la comunicación con otras islas a nado.
– El hablar era rápida y usaban diferentes lenguajes.
– Tenían casas de piedra con cubiertas de madera, realizaban otros edificios diferentes a casas.
– Estaban acostumbrados a comerciar, lo hacían con pieles y sebo;
– No conocían el uso de monedas, perfumes, alhajas, espadas o sables.Conocían un sistema de numeración.
Los reyes de entonces, como Alfonso IV de Portugal, encargaban expediciones como ésta, con un objetivo claro, de posesionarse del territorio, por lo que llevaban armas de guerra y caballos, pero al no tener las Islas elementos de su interés abandonaron el objetivo. En estas empresas se empleaban personas de diferentes países, florentinos, genoveses, castellanos; importaba que conociesen el arte de la navegación.
Niccoloso da Recco entendió la diversidad étnica y cultural que existía entre las islas visitadas, al constatar la existencia de diferentes lenguas, atribuyéndolo a la falta de comunicaciones y a la ausencia de tráfico marítimo entre ellos.
Desde el inicio los habitantes de las Islas Canarias fueron identificados como salvajes e infieles, y tras ser negados como “Otros”, debían ser combatidos, civilizados y cristianizados y a ser sometidos a la pérdida de su libertad, de sus bienes y de su legítima autoridad para gobernarse a sí mismos. Esta situación ayuda a comprender las primeras expediciones de la Europa cristiana, que dieron lugar a incursiones y correrías contra las poblaciones indígenas de las Islas Canarias.
Desde un principio, las islas no ofrecían grandes riquezas y sus posibilidades se reducen al posible abastecimiento de buques y la obtención de plantas tintóreas como la orchilla, siendo la única fuente de ingreso rentable la captura de esclavos. Por parte de la Iglesia la conquista misional de las Islas estuvo encomendada desde los primeros momentos a los frailes, pertenecientes en su mayoría a las órdenes religiosas de franciscanos y dominicos. Los misioneros, igual que ocurrirá en América, acompañaban a los conquistadores en su misión de convertir y catequizar a los canarios, considerados infieles. En muchos casos las misiones se adelantaban a la acción militar, toda vez que preparaba a los nativos para facilitar el sometimiento. También eran las órdenes religiosas las únicas instituciones que se ocuparon de la enseñanza.
Esta conquista espiritual reviste en las Islas una especial importancia, pues, según las normas canónicas de la época, los ‘infieles’ que aceptasen de buen grado la fe misionera estarían a salvo de cualquier tipo de esclavitud. Mientras que aquéllos que rechazaran la fe o soberanía del conquistador, una vez capturados, serían vendidos como esclavos.
La acción evangelizadora comenzó tempranamente en la segunda mitad del siglo XIV.
El 15 de noviembre de 1344 el papa Clemente VI proclamó a don Luis de la Cerda “Príncipe de la Fortuna”, por la bula Tuae devotionis sinceritas. El proyecto fracasó por el poco apoyo recibido de los reyes cristianos, a pesar de las cartas de recomendación del Pontífice, y por el fallecimiento de don Luis en junio de 1348.
En 1351 con la Bula Caelestis rex regum el papado erige el obispado misionero de Fortuna, nombrando Clemente VI al carmelita fray Bernardo como titular del mismo. El Papa aprobaba el primer proyecto exclusivamente evangelizador de las Islas Afortunadas, mediante la concesión de especiales gracias espirituales a los promotores de la empresa. Este obispado será el primero creado en las islas. La última expedición, fechada en 1391, coincide con la pérdida de interés por Canarias al crecer las dificultades para los mercaderes catalano-mallorquines en la ruta atlántica.
La verdadera evangelización del Archipiélago empezó con la conquista de Juan de Bethencourt, a cargo de los frailes normandos Bontier y Le Verrier, los cuales fundan en 1404 la diócesis de San Marcial de Rubicón (Lanzarote) .Quince o veinte años más tarde, ya habían sido cristianizada la mayor parte de la población de las islas de Lanzarote, Fuerteventura y El Hierro, al mismo tiempo que se había iniciado la predicación del Evangelio en La Gomera y Gran Canaria. Los frailes en este tiempo habían preparado un catecismo para uso de los canarios.
El Papa Eugenio IV, en la Bula Regimini gregis (1434), proclamó la libertad de los aborígenes en los territorios en los que se evangelizaba. Juan II de Castilla respaldó con su autoridad el mandato pontificio.
La Reina Isabel la Católica en su reinado respaldó la labor misionera en defensa de los indígenas canarios, declarando la libertad de los infieles convertidos; y, cuando a sus oídos llegaban denuncias de ventas improcedentes de esclavos guanches, obligaba a que los isleños fuesen devueltos a su tierra natal. La Reina, con esto, se acogía la doctrina pontificia sobre la libertad de los indígenas.
Esta actitud liberadora de la Corona en las islas Canarias prosiguió en América, como muestra la Real Cédula de 2 de diciembre de 1501. La Soberana Isabel, inauguró una política de protección del indio que a medio o largo plazo evitó la trata masiva de indios. Así, pues, la Reina Católica determinó por una Real Provisión, fechada en Sevilla, el 20 de junio de 1500, que los indios que se encontraban en Andalucía, enviados por Colón, se pusiesen en libertad y se devolviesen a sus «naturalezas» en el Continente americano. Sin duda este Real Cédula supuso un auténtico hito en la historia social de Hispanoamérica. La experiencia que se tuvo en la colonización y cristianización de las islas Canarias sirvió de fundamento al principio rector formulado por la Reina Isabel en su testamento, al mandar que en las Indias y Tierra firme del Mar Océano, descubiertas y por descubrir, fuesen cristianizados sus habitantes y que no se consintiese que los indios recibiesen «agravio alguno en sus personas ni bienes», y que fuesen «bien y justamente tratados».
¿Qué conclusión podemos extraer de el redescubrimiento de Canarias por Lanzarotto Malocello?
Principalmente, la evidencia de que las islas han dejado de ser un mito, un lugar remoto y desconocido para convertirse en un paraje frecuentado y codiciado por los mercaderes y aventureros y para incorporarse al conocimiento geografico de la época. El redescubrimiento del archipiélago marca un avance de la cartografía hacia el sur del mundo conocido.
Los navegantes catalano-mallorquines patrocinaron diversas expediciones a las islas Canarias, que tuvieron por finalidad el establecimiento de relaciones comerciales, la creación de bases de apoyo mercantil a la navegación en esa parte del océano, el dominio territorial y de la soberanía exterior, y el control político, la evangelización y la conversión de las poblaciones indígenas de Canarias. Pero, en ocasiones, también tuvieron como consecuencia el desarrollo del tráfico humano. En mi libro “Lanzarotto Malocello, de Italia a Canarias “ (segundo tomo, Editor Presidenza Nazionale Lega Navale Italiana,2018 ), se encuentra, en forma integral, el primero acto notarial de venta de la primera esclava Canaria de la historia, llamata Tamanizazen, con fecha 26 de octubre de 1342 ( Archivo Capitular de Mallorca en Palma de Mallorca -protocolos notariales n.14561, ff 44 v-45 r). En cierto sentido, este documento marca históricamente el inicio de la esclavitud del pueblo canario.
Se inició un proceso en las islas aún libres de presencia cristiana por parte del Papa Clemente VI quien, después de haber creado el Reino de la Fortuna, siete años más tarde estableció y dio el mismo nombre a la primera Diócesis para intentar poner fin a la depredación y actividad sobre hombres indefensos e ingenuos ejercida por corsarios, así como para realizar actividad misionera en las islas. Los datos etnohistóricos sobre el mundo nativo canario más relevantes de este amplio periodo del siglo XIV refieren la presencia de la idolatría y de un culto astral en las comunidades prehispánicas y dificultades y proezas para su conversión al cristianismo. Sobre este particular resultan llamativas la evangelización de los canarios en su lengua vernácula, empleándose intérpretes y/o cautivos bautizados de expediciones precedentes instruidos en la lengua catalana.
El informe del viaje de Niccoloso da Recco a Canarias resulta de alto valor científico y sociopolítico ya que contiene rica información de gran importancia histórica, geográfica y etnográfica. Boccaccio lee estas leyendas no con los ojos del historiador sino con los ojos del narrador, despojando las maravillas del Mediterráneo y de Oriente de ese manto de monstruosidad usado en la Edad Media para convertirlas en un «espacio social», identificable con «una actitud al intercambio y a la convivencia entre diferentes personas”. La información recibida de Boccaccio a través del relato del viaje de Niccoloso da Recco contribuyó ciertamente a dotar a Boccaccio de una interpretación antropocéntrica ya no ligada a la construcción teocrática y bíblica del mundo medieval, ahora destinada a ser suplantada y reemplazada por la geografía de los “sabeadores de mar” genoveses y los comerciantes. En efecto, la Tierra seguía inmóvil en el centro del Universo hasta Galileo y Copérnico, pero ya no tenía su conformación cosmológica teocrático y bíblica medieval; más allá de las Columnas de Hércules, ya no existía el “mundo sin gente” que Dante menciona en su Divina Comedia (Infierno, canto XXVI, v. 117), sino ya un mundo nuevo. Y esto ciertamente condujo a un cambio de mentalidad, un siglo y medio antes de Colombo.
Finalmente podemos afirmar que en poco tiempo la adaptación entre las culturas que se encontraron en Canarias marcó el predominio de la de origen externo (europea) sobre la autóctona que en parte desapareció, en parte se adaptó, en parte se confundió con la europea. Nacía así una nueva cultura mestiza y original, en la que también influyeron los elementos de la insularidad y el buen clima que nutrieron a un nuevo ejemplar humano: el hombre canario, acostumbrado a las aportaciones de culturas de diversos orígenes.
Tradicionalmente, siempre se ha considerado el arribo de Cristóbal Colón al Caribe en 1492 como génesis del sistema Mundo moderno/colonial marcando el comienzo de la Edad Moderna. Esto sistema se ha caracterizado por el establecimiento de relaciones de poder colonial direccionadas desde Europa y Occidente hacia las otras regiones y culturas del planeta. Esto se llevó a cabo desde la autopercepción y autodefinición del mundo occidental como civilizado y moderno a partir de la confrontación con sus alteridades coloniales que fueron pensadas como primitivas y salvajes , siendo estas relegadas a un estado de naturaleza diferenciado de la esfera de la cultura propia de los seres humanos.
Se considera (erroneamente) que los indígenas americanos , sometidos a un proceso de racialización, fueron los primeros en ser clasificados, jerarquizados y gobernados bajo la identidad colonial del “indio” con la que fueron articulados a la producción de mercancías y el mercado mundial, dentro de dicho sistema. De esta forma, se estructuró el fenómeno de la colonialidad como patrón colonial de poder permeado por una lógica de control, dominación y explotación.
Dicho lo anterior, el proceso de racialización que dio origen al “canario” bajo la hipótesis de que aquella identidad colonial fue configurada por la cristiandad como una alteridad salvaje y primitiva, tuvo lugar con más de un siglo y medio de anticipación al primer arribo de Cristóbal Colón al Caribe. Esto se entrevéen el marco de un proceso de conquista y colonización bajo el estandarte del cristianismo, como religión pero también como cultura e ideología de la modernidad europea y diseño global proyectado sobre Canarias y sus indígenas. Los viajes de redescubrimiento han ampliado entonces enormemente no sólo los horizontes geográficos sino también los culturales de los europeos que descubrieron que las Islas Canarias (primero) y las tierras americanas (después) no conocían la predicación evangélica como erróneamente afirmaban las Sagradas Escrituras. Los descubrimientos pusieron en duda lo que hasta el siglo XV había sido una creencia unánime de los teólogos medievales: es decir, que no había país en el mundo en el que el Evangelio no hubiera sido predicado y que la fe de Cristo había penetrado en todo el mundo por boca de los Apóstoles. Se trataba en este punto de establecer qué posibilidades de salvación tenía el hombre virtuoso que permanecía ignorante de la religión. Sin embargo, a lo largo de todo el siglo hemos llegado esencialmente a admitir que las condiciones indispensables para la salvación son alcanzables en todas partes del mundo, aunque no con los únicos medios naturales del hombre, sino mediante la divina asistencia. Así en la Edad Media se llegò a una concepción más universalmente humana, más capaz de acoger en la fraternidad cristiana incluso a los pueblos de las nuevas tierras y de todo el mundo. Entonces, si el hombre “canario” precedió al hombre “indio” del “Nuevo Mundo” como identidad colonial primitiva y salvaje, alteridad de un mundo occidental “moderno” y “civilizado”, es esencial preguntarse si realmente la modernidad, la colonialidad y, por tanto, el mundo moderno/colonial tuvieron su nacimiento o no en 1492. Como se destacó y argumentó anteriormente, sobre la base de datos y elementos históricos, políticos y religiosos incontrovertibles, deberíamos hablar del modelo “canario” (y no del modelo “indio”) como la primera identidad colonial primitiva y salvaje de la historia moderna. En mi opinion la llamada Era de los Descubrimientos (o Era de la Exploración) se inicia con el redescubrimiento de las Islas Canarias por Lanzarotto Malocello, que constituyeron el primer trozo del Nuevo Mundo. Siempre he sostenido que hay que rescribir la historia sobre el inicio de la Edad Moderna y del Nuevo Mundo. Por lo tanto creo que hay que remontar el inicio de la Edad Moderna al redescubrimiento de Canarias 1312 , es decir hasta 180 anos antes del viaje de Colon en 1492 .
Alfonso Licata
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Presidente Sociedad Dante Alighieri-Comitè de Canarias
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Presidente Comitè VII Centenario del redescubrimiento de Canarias por el navegante italiano Lanzarotto Malocello
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Corresponsal Consular de Italia en Lanzarote